¿Eres de los que prefiere la cocina tradicional con fuego? Aunque muchos hemos optado por la comodidad de las placas de inducción y de las vitrocerámicas, los incondicionales de la cocina de gas, siguen prefiriendo este tipo de cocinas. Veamos cuáles son las ventajas de cocinar con gas:
Alto poder calorífico
El calor que se obtiene es instantáneo, lo que permite freír rápidamente los alimentos, evitando que el aceite se impregne. Por eso son ideales para carnes y pescados a la plancha.
Apta para cualquier recipiente
La cocina de gas permite cocinar con cualquier material: barro, cerámica, hierro, acero inoxidable… Además, no importa el tamaño del recipiente.
Control de la temperatura
En las cocinas de gas tenemos un control directo de la temperatura a través de la llama, lo que nos permite hacer cambios rápidos de temperatura, simplemente bajando o subiendo el fuego.
Más económica
Las cocinas de gas son más baratas y gastan menos. El gas natural es la energía más barata y eficiente en el hogar
Eficientes con el medio ambiente
Según el IDAE, Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía del Ministerio para la transición ecológica, la emisión de CO2 en una cocina de gas es inferior al que se produce en una placa de inducción o en una placa vitrocerámica: 200 gramos de CO2 por cada kWh, 360 gramos de CO2 por cada kWh y 450 gramos de CO2 por cada kWh, respectivamente.
Ahora más seguras
Uno de los inconvenientes de las cocinas de gas era la seguridad. Actualmente, disponen de un sistema termopar, que cierra el paso del gas en caso de que la llama se apague accidentalmente, y encendido electrónico, que se activa con el mando.
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